Cuando de vuelta al lugar de la Mancha encuentran amo y escudero en la sala de una venta unas pinturas con la historia de Helena de Troya y los amores de Dido y Eneas, afirma Sancho Panza: “Yo apostaré que antes de mucho tiempo no ha de haber bodegón, venta ni mesón o tienda de barbero, donde no ande pintada la historia de nuestras hazañas” (II, 71). Muy corto se quedó Cervantes con esta predicción pues personajes y hazañas del Quijote han inspirado a dibujantes, pintores, grabadores y escultores de todas las tendencias y culturas desde el siglo XVII a nuestros días. Protagonista y aventuras son tan conocidos o más que las figuras míticas y los héroes históricos.

En el año 1797 se publica el Quijote de la Imprenta Real. Contribuyó al éxito de esta impresión el hecho de que los grabadores de la segunda mitad del XVIII realizaban sus propias láminas o tacos, con mejores posibilidades que antes, ya que se inició entonces la técnica del aguatinta y la manera negra que permitía perfilar mejor los diferentes matices de sombra en las estampas. El resultado final no pudo ser más favorable pues junto a la calidad tipográfica de la impresión, las ilustraciones muestran una maestría en el grabado que honra a estos artistas de finales del siglo XVIII. Podemos afirmar que, exceptuando el Quijote de la Real Academia de 1780, éste de la Imprenta Real, en cuanto a la belleza de sus estampas, aventaja a las que acompañan a las otras ediciones españolas de la centuria neoclásica.

La presente edición ha sido realizada para conmemorar el IV centenario de la publicación de la segunda parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Emprender en pleno siglo XXI una nueva edición del Quijote de la Imprenta Real, más de doscientos años después de su publicación, es el resultado de un esfuerzo extraordinario que ha exigido un laborioso trabajo de restauración de las 24 planchas originales para poder estampar los 48 grabados de los que consta la edición; la puesta en página, la impresión tipográfica, la calidad de los materiales empleados y el tiraje limitado (tan solo 77 ejemplares) otorgan a esta obra el valor de las ediciones de alta bibliofilia. Todo ello ha sido posible gracias a la fructífera colaboración entre Summa Editorial y la Fundación Quixote Marciana y Rodolfo Puertas Ramos que han logrado revivir, en un ejercicio de “arqueología bibliófila”, las andanzas del más universal de los caballeros andantes.